- El primer golpe es la mitad de la batalla. Oliver Goldsmith
¿Qué es ser un héroe? ¿Es quien realiza hazañas extraordinarias? ¿Es quien provoca admiración por su integridad? ¿Sacrificio? ¿Valor? ¿Coraje?; ¿Serán héroes quienes trabajan en pos del bienestar social superior? ¿El soldado? ¿El superviviente? ¿El que gana? ¿El que pierde? ¿El que vive? ¿O el que muere? Supongo que ser “Héroe” varía según la ideología, lugar y época desde donde lo analicemos. Por eso me veo en la necesidad de simplificar la premisa, por lo que héroe (para mí) es aquel que protege desinteresadamente a quienes no pueden protegerse: al indefenso o inocente. En lo que al superhéroe respecta también posee particulares exclusivas, por ejemplo: capacidades físicas y mentales acrecentadas, orígenes no humanos (extraterrestres, dioses o semidioses), traumas al por mayor (en general debido a familiares asesinados), cierta tecnología avanzada o algún artefacto místico súper poderoso.
Por todo lo antes expresado, Iron Fist queda a mitad de camino. Pero antes de analizar los porqués, repasemos un poco sus origines.
Iron Fist aka (also known as) Daniel Rand es la creación del estadounidense Roy Thomas (n. 22 de noviembre de 1940) y del letonio Eli Katz (n. 6 de abril de 1926 – f. 31 de enero de 2000) publicada por Marvel Comics (editorial de Spider-Man, Captain America, Iron Man, Hulk, X-Men, etc). Su primera aparición fue en 1974, como resultado directo a la obsesión por el Kung Fu, que vivía Estados Unidos aquel entonces. Eran los años de Operación Dragon (Enter The Dragon, Robert Clouse, 1973), Furia Oriental (Fist of Fury, Lo Wei, 1972) y El Gran Jefe (The Big Boss, Lo Wei, 1971). En fin, los años de Bruce Lee. Como dato anecdótico, en 1977, fue el primer personaje (en la historia del comic) en dar un beso interracial.
La historia de Daniel Rand fue simplificada al pasar al formato televisivo.
Entre sus obras destacadas podemos encontrar Marvel Premier (1972-1981, volúmenes #15-25), Power Man & Iron Fist (1978-1986, 76 volúmenes), Inmortal Iron Fist (2007-2009, 27 volúmenes) e Iron Fist: The Living Weapon (2014-2015, 12 volúmenes). A través de la animación apareció en Marvel Super Hero Squad Show (2009-2011), Ultimate Spider-Man (2012-Actualidad) y Avengers: Earth’s Mightiest Heroes (2010-2013); y por si fuera poco, es personaje seleccionable en varios videojuegos, siendo Ultimate Marvel vs Capcom 3 (Capcom, 2011) su última incursión. Nada mal para un segundón.
Daniel tiene una extensa lista de superpoderes: El golpe del puño de hierro (capaz de destruir casi todo), manipulación del Chi (el KI para los pibes), control de su sistema nervioso central (inmunidad al dolor), hipnosis y fusión mental (¡larga vida y prosperidad, viteh!), manipulación de energía (absorción, generación y detección), viaje interdimensional, aumento de resistencia, velocidad, reflejos, durabilidad, curación, etc; inmunidad a la magia y es, por antonomasia, el mejor artista marcial (a excepción de Wolverine) del universo Marvel.
Una vez dicho esto, pasemos a la serie original de Netflix.
Antes que nada, debo decir que NO ES MALÍSIMA (como muchos afirmaron), tiene momentos disfrutables y cierto resplandor en yuxtaposición a lo oscuro de sus predecesoras: Daredevil y Jessica Jones. Si bien la historia de los Rand fue simplificada al pasar al formato televisivo (hechos más, hechos menos), las modificaciones no alteran el espíritu del producto. El carácter inocente y sencillo de Daniel Rand (personificado por Finn Jones, Loras Tyrell en Game of Thrones) crea un vínculo, inmediato, entre personaje y televidente. La seguridad e impunidad con que se mueve por la ciudad es digna de alguien invencible. En comparación con los demás Defenders (agrupación de héroes suburbanos, extremadamente físicos y violentos), Dany parece levitar. El desconcierto generado por su re-aparición luego de haber sido dado por muerto, 15 años atrás (fortuna incluida) sirve de trampolín para empaparnos del eslabón restante antes del inminente estreno de The Defenders (2017).
Iron Fist no tiene profundidad narrativa.
Lamentablemente, a medida que pasan los capítulos las logradas caracterizaciones de Dany, Ward (Tom Pelphrey), Joy (Jessica Stroup), Harold (David Wenham) y Collen (Jessica Henwick) se diluyen en la nada misma; y por si esto fuese poco, falla en varios niveles. En comparación con topic/jessica-jones-victima-o-heroina/">Jessica Jones (que abordó la violencia sexual) o Luke Cage (la explotación racial), Iron Fist no tiene profundidad narrativa. La falta de naturalidad en la puesta en escena hace que ningún escenario se observe como real. A la hora de contar su historia, los arcos argumentales son inconstantes, desprolijos y desesperados. Las coreografías están bien logradas pero a diferencia de Daredevil, donde una pelea podía durar varios minutos sin cortes, aquí se nota la edición restándole dinamismo a los combates. Por último, es doloroso ver como desdibujaron un enemigo formidable, como lo es La Mano, transformándolo en un puñado de narcotraficantes o en la versión ninja y malvada de Hogwarts.
Pero lo peor de todo es la ausencia de la figura y motivación heroica. A lo largo de la serie, Daniel NO protege al inocente, NO lucha por una causa superior, NO combate el crimen, NO muestra signos de sacrificio, integridad, valor o coraje, NO persigue un objetivo loable e importante y NO realiza ninguna hazaña extraordinaria. En resumen, aunque le brille el puño, NO ES UN HÉROE; y esto es lo más decepcionante de Iron Fist.
En resumen, habrá que seguir esperando por The Defenders y tener fe en lo que esta pandilla de “héroes de alquiler” tiene para ofrecer.