De Mendigo a Millonario fue una gran gran película con Eddie Murphy, antes que se corrompiera por los gases y la gordura, donde su protagonista por una apuesta y luego también por sus propios méritos, se transformaba en millonario de la noche a la mañana. ¿Qué tiene que ver el film del querido Murphy con Ben Affleck? Nada y mucho a la vez. Quizás el título de este sentido texto reivindicatorio del actor de mandíbula pronunciada es exagerado debido a que Affleck no fue jamás mendigo (creo) y hace bastante que es millonario, pero la realidad es que desde el 2006 a este reconocido presente la carrera del actor de Pearl Harbor ha sido un “tobogán de emociones” (imaginen la frase con el tono de voz del Bambino Veira) que podría ser comparada con aquel film estrenado en el 83 a cargo del querido John Landis y cuyo titulo original es Trading Places.
Promediando la segunda parte del 2007 llegaba a las carteleras mundiales, en medio de una discreta promoción, Desapareció una Noche (Gone Baby Gone) la primera película como director de Ben Affleck. Pero vayamos un poco más atrás porque este muchacho de flamantes 40 años nacido en California pero criado en Boston presenta una carrera delante de las cámaras algo singular que merece ser contada para comprender y contextualizar por qué Affleck pasó de ser un actor casi retirado y medianamente criticado de manera injusta a ser la gran esperanza blanca del clasicismo y uno de los actores más convocantes de la actualidad.
La carrera de Ben como actor comienza en 1981 con una pequeña participación en The Dark End of the Street, y recién su oportunidad y salto a la fama llegaría de la mano de En Busca del Destino (Good Will Hunting) unos 16 años después. Allí Affleck realiza un papel secundario sin demasiadas cosas que destacar, pero conseguiría su primer (y único) Oscar por escribir junto a su mejor amigo Matt Damon el guión de aquel gran film de Gus Van Sant. Su carrera se dispara. La participación con su amigo Kevin Smith en Chasing Amy lo sigue afirmando como actor y en 1998 es convocado por Michael Bay para protagonizar la tan vapuleada como exitosa Armageddon, con quien repetiría en el 2002 con la también taquillera Pearl Harbor, para luego repartirse entre producciones con Shakespeare, fantasmas, jóvenes mafias, cigarrillos y Jack Ryan. En el 2003 se embarca en la ambiciosa Daredevil que a pesar de recibir malas críticas consigue superar ampliamente su presupuesto y recauda unos 180 millones de dólares en el mundo, aunque su carrera comenzaba a entrar en un peligroso declive artístico.
En 2002, previamente al rodaje de Daredevil, inicia una relación amorosa con Jennifer Lopez. La pareja apodada Bennifer recibía el constante asecho de los paparazis y Affleck comenzó a tener algunos escandaletes que la prensa no dejó pasar y que de alguna manera terminaron de erosionar su relación con la opinión pública. Varias malas decisiones, una sucesión de fracasos taquilleros (en los que encontramos a Gigli, film que lo juntó con Lopez en el 2003, y Sobreviviendo a la Navidad) muy reprendidos por la crítica especializada, su posterior separación con Jlo adjudicando la causa de ese rompimiento a la presión mediática y como consecuencia de sus dichos la dura respuesta de la prensa fueron algunas de las causas para que el querido Affleck se tomara un descanso del cine de aproximadamente dos años.
La cuestión es que este excelente jugador de Poker, ganó el campeonato de California en el 2004, vuelve a escena en el 2006 (en el parate se casó con la bellísima Jennifer Garner y tuvo su primer hija) con Hollywoodland y Smokin’ Aces recibiendo en ambas una buena aceptación de la crítica y del público, pero sin dudas el salto más grande lo iba a dar un año más tarde. En ese 2007 se decide a llevar adelante su primera película como director, pero Affleck ni lerdo ni perezoso pone a su hermano menor Casey Affleck (que venía de romperla y llevarse todos los elogios con El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford) al frente del reparto con el fin de que los reflectores apuntaran a su labor como director y no como actor y también creo para tratar de evitar las miradas críticas que podría llegar a tener la dramática cinta al tener su rostro como absoluto protagonista.
En Desapareció una Noche todo fluye de manera más creíble y dentro de los límites de sobriedad que marca el clasicismo.
A Desapareció una Noche le va muy bien con la crítica e incluso con la taquilla, devolviendo a Affleck un suspiro del “prestigio” que el pasado le sacó de manera abrupta y casi inmerecida, porque si bien lo banco de corazón a corazón (como diría que el Chaqueño Palavecino) tampoco voy a negar que algunos méritos hizo para que se lo quiten. Este film co-protagonizado por la hermosa y siempre cumplidora Michelle Monaghan y también por esos cracks llamados Morgan Freeman y Ed Harris logra profundizar y de alguna manera superar a la buena de Río Místico. ¿Qué tienen que ver estas dos películas? Ambas se basan en dos novelas del mismo autor, Dennis Lehane, y sus tramas son bastante similares por tratar la desaparición de una niña en un barrio de Boston. Affleck filma Desapareció una Noche como Clint Eastwood lo hubiera hecho si no hubiese dejado de lado ese dark side sensiblero, efectista y pretencioso que muy pocas veces se le sale de control. Si bien Río Místico me gusta bastante y en varias ocasiones he manifestado mi amor incondicional al viejo Eastwood, no me terminó jamás de cerrar demasiado cómo busca generar por todos los medios una dureza y conmoción que terminan siendo impostadas. O sea la historia ya era durísima, no hacía falta poner al personaje de Sean Penn en las situaciones que se lo pone para que entendamos y comprendamos su dolor, primero porque resulta excesivo y segundo porque por momentos se queda muy cerca del golpe bajo. Mientras que en Desapareció una Noche todo parece fluir de manera más creíble y dentro de los límites de sobriedad que marca el clasicismo. Ese barrio contiene furia y los rostros del vecindario lo demuestran, pero no la expresa directamente sino que todo se encuentra contenido dentro de esa excelsa actuación de Casey Affleck y la sobria narración de su hermano Ben.
El suceso de Desapareció una Noche le valió a Affleck una especie de segundo aire, de relanzamiento, y gracias a él en el 2009 protagonizó la querible y simpática Simplemente no te Quiere, la muy buena Los Secretos del Poder (donde compartió cartel con un gran elenco encabezado por Russell Crowe) y la comedia Extract con excelentes resultados en el público, pero será recién en el 2010 el año donde Ben volverá a la dirección.
The Town fue la confirmación de que Affleck es uno de los directores más interesantes de la actualidad.
Si Desapareció una Noche significó una sorpresa y una revelación, The Town (me sigo negando a llamarla Atracción Peligrosa) fue la confirmación de que Affleck es un interesante director cuyos futuros proyectos son de lo más atrayente de la actualidad. Para su segundo film decide ponerse al frente del reparto y rodearse de un elenco secundario de lujo que lo blindó y protegió para poder disminuir y contener sus falencias dramáticas. En un arresto totalmente infundado de mi parte, creo que Affleck entendió que The Town era la película que le serviría como una especie de reivindicación como actor para que aquellos que en el pasado se ensañaron con él y lo más groso es que se pone en un rol para el que nadie lo hubiese contratado en ese momento.
Variando a full el registro dramático de su ópera prima y virando más hacia el policial y la acción, The Town muestra avances narrativos tremendos con secuencias de acción muy grosas y reales que remiten a ese gran realizador llamado Michael Mann y hasta incluso se anima a contar en ella una trama amorosa que bordea el límite del melodrama, pero que jamás llega a superarlo y nunca se vuelve melosa. Su resultado final: una de las mejores películas del 2010.
Ya totalmente asentado como realizador en el 2011 y 2012 se dedica exclusivamente a desarrollar Argo, su tercera película como director. No voy a hablar demasiado de este film debido a que en unos días estará su correspondiente crítica online, pero puedo adelantar sin problemas que Argo es una de las mejores películas de este excelente 2012 (sino no es la mejor pega en el palo) y que con ella el fanático de los Boston Red Sox (su estadio es el golpe final de The Town) se pone delante y detrás de las cámaras demostrando una gran evolución como realizador, manejando una trama compleja con mucho timing en el humor, la ácida crítica y la tensión en este thriller político. Sin dudas Argo reafirma que Affleck es uno de los mejores directores del momento. Incluso hay que destacar que con este papel protagónico también presenta un enorme progreso como actor donde las secuencias dramáticas y de mayor nerviosismo narrativo son sorteadas de manera sobria y solvente por él mismo.
De paria marginado y terriblemente criticado a ser uno de los actores más mimados de la actualidad y a representar la esperanza blanca del clasicismo. Lleno de proyectos en su faceta como realizador y con varios dando vueltas como actor, Ben Affleck pasó a fuerza de un gran talento, de mendigo a millonario.
