Faraday, de Norberto Ramos del Val (Sección: Nocturna) por Ulises Picoli. Puntuación: 3.
En los festivales hay que rellenar la grilla, por eso, uno puede encontrarse con obras sorprendentes, películas intrascendentes, y fiascos importantes. Faraday es una de estás últimas. Una película española que intenta jugar con el género y el humor, pero que no logra entregar más que un par de sonrisas. Un joven llamado Faraday cree tener poderes parapsicológicos, autodenominándose “detective de fantasmas”, al mudarse con su novia a un nuevo departamento (donde murió una pareja de jóvenes) comienza un idilio con el fantasma de la chica fallecida. Con una limitación de recursos notable, lo poco que tiene es desperdiciado, un film B que no arriesga demasiado. Humor sobre chantas parapsicólogos, la Internet, y las relaciones, todo mezclado sin buen timing cómico. En fin, una película olvidable.
The Satellite Girl and Milk Cow,de Chang Hyung-yun (Sección: Baficito) por Ulises Picoli. Puntuación: 6.
Corea del Sur se fue convirtiendo en una de las usinas más importantes de animación en el mundo. Recuerdo con cariño la muy buena Wonderful Days (2003), una de ciencia ficción interesante. The Satellite Girl and Milk Cow tiene un poco de todo. Una animación simpática y funcional (es difícil lograr la calidad de los vecinos japoneses), y una historia de fantasía que funciona desigualmente. Es acertada su intención de utilizar la libertad que otorga la animación, plantea un mundo de fantasía sin obligarse a tener reglas estrictas: un satélite se convierte en una adolescente que combina a Astroboy y Mazinger Z (lanza sus brazos, turbina en sus pies), la gente de convierte en animal porque se les rompe el corazón, un hechicero es convertido en un rollo de papel higiénico (los mejores chistes son con él). Por eso logra fluir con los momentos más inesperados. Donde se muestra limitada es en lo convencional (su discurso sobre el amor) y por lo episódico de las situaciones (los personajes entran y salen sin mucha lógica). The Satellite Girl and Milk Cow funciona por un par de cuestiones, su simpleza para lo absurdo, y principalmente, por ese ánimo adolescente que combina torpeza y sueños de amor.