Aziz Ansari nunca me pareció gracioso, lo cual no quiere decir que sea un mal comediante. Su papel en Parks and Recreation fue interesante y se ve que su estilo de comedia es popular. Esa es la razón por la que su nuevo proyecto, Master of None, financiado por Netflix, despertó mi atención.
La serie relata las aventuras de Dev, un actor que vive en Nueva York y que lidia con los problemas cotidianos de la vida. En cada capítulo vemos cómo el protagonista y sus amigos se enfrentan a su propia vagancia, ambición e individualismo llenando el diálogo de comedia observacional.
Si no digo más sobre la historia es porque no hay mucho más para decir. Así como Seinfeld, Master of None es sobre lo duro que es ser un miembro de la industria del entretenimiento viviendo en Nueva York a los 30 años; una premisa ya muy utilizada.
Master of None parece más una rutina de stand up actuada que una serie.
Las miradas a cosas que ocurren en la vida citadina son curiosas. Un ejemplo de eso es el intento de Dev y su amigo Brian (Kelvin Yu), ambos hijos de inmigrantes, de conectar con el pasado que sus padres tratan de olvidar. Pero toda la fuerza narrativa queda lavada por el intento de hacer el chiste de que, pese a las motivaciones correctas, Dev sigue pensando más en sí mismo que en otra cosa.
Y ahí está el punto: Master of None parece más una rutina de stand up actuada que una serie. Quienes disfruten del humor del señor Ansari sin duda se reirán sin parar de su forma de reaccionar ante cosas normales, pero a mí, en particular, no me parece eso suficiente para armar una serie.
Hay elementos que le dan unidad narrativa y hay varios chistes que son auténticamente graciosos ¿Pero es todo lo que se necesita para generar interés? Quizás no importa, no se debería tratar tanto del “qué” sino del “cómo”.
Si ese es el caso ¿Cómo es Master of None?
La comedia se apoya demasiado en el diálogo y la exposición se hace casi únicamente a través de la palabra. Eso hace que la necesidad de establecer un contexto para los chistes se transforme en escenas excesivamente largas cuyo impacto humorístico casi nunca es efectivo. Lo bueno es que es una serie sencilla y es ideal para los momentos en los que uno quiere algo fácil y rápido o cuando se está esperando que se cargue un capítulo de otras series con más contenido.
Es difícil vender la idea de “un show sobre nada”. Quizás sea injusto comparar a esta serie con aquella que fue considerada la mejor comedia de todos los tiempos, pero hago la similitud únicamente en lo referido a la premisa. El caso de Seinfeld fue único e innovador en su momento. Jerry, George, Elaine y Kramer eran personajes interesantes en sí mismos y tenían opiniones y miradas que todos tuvimos alguna vez pero que no nos atrevíamos a poner en palabras.
Dev, en cambio, es un personaje que dice sus opiniones de maneras curiosas pero ni su personalidad ni sus miradas son únicas, interesantes o sorprendentes. Es una persona que cualquiera puede conocer diciendo cosas que cualquiera puede decir y, en una época en la que todos tenemos el medio para expresar cada pensamiento que corre por nuestra cabeza, no veo la originalidad ni el interés en seguirlo a este comediante durante una temporada entera.
La alabanza casi universal que recibió la serie me da la noción de que el potencial interés se basa en el apego que cada persona pueda tener con la marca de humor de Aziz Ansari. Si les gusta, no hay nada que decir, Master of None es la serie para ustedes. A mí manera de verlo, una serie sin historia y con muchos chistes no es necesariamente una buena serie, así como chistes incómodos estirados en periodos extensos de tiempo, comentarios brutalmente honestos y reacciones alocadas a situaciones normales no son graciosos en sí mismos.