Ayuno de Amor (1940)

Este film está basado en la famosa obra teatral de Ben Hetch y Charles MacArthur llamada The Front Page, que contaba como un editor de un importante periódico perdía a su principal periodista, justo cuando una terrible noticia estaba por saltar a la luz y nadie mejor que su talentoso reportero podría cubrirla. Es allí donde el editor deberá por todos los medios posibles volver a seducir a su compañero para así poder contar nuevamente con su talento. El gran Howard Hawks y el guionista Charles Lederer introdujeron en Ayuno de Amor algunas variantes a la obra original que ya contaba con una adaptación a la gran pantalla llamada Un Gran Reportaje, dirigida por Lewis Milestone, siendo la alteración más destacable el cambio de sexo del papel del periodista, que aquí será llevado adelante brillantemente por Rosalind Russell.

La diferencia en el tratado de la historia es notoria, ya que ahora el editor (personificado magistralmente por Cary Grant) no solo peleará por conseguir atraerla nuevamente al periodismo, sino también intentará por todos los medios posibles, legales y no legales, éticos y no éticos, conseguir tenerla una vez más junto a él como su pareja.

Ayuno de Amor comienza con un ritmo vertiginoso lleno de diálogos fulminantes cargados de ironía, rencor y, obviamente, amor entre la pareja protagónica, Walter Burns y Hildy Johnson. En esa larga secuencia de 15 minutos Hawks se encargará de introducirnos a la vida de los personajes principales del film de manera excelente, contándonos que estuvieron infelizmente y brevemente casados, que Hildy es una mujer de armas tomar, independiente y brillante que busca nuevos horizontes para tratar de dejar atrás su frustrante matrimonio y como ella misma dice llevar adelante “una vida normal”, que a Walter no le importa absolutamente nada más allá de conseguir una noticia y que se encuentra terriblemente celoso por perder a su gran amor, que juntos no pueden vivir, pero que separados tampoco y demás cuestiones que suenan casi imposibles que sean narradas en solo 15 minutos.

Hay escenas donde Grant y Russell se bombardean con palabras a una velocidad frenética e imparable, generando una admiración y unas carcajadas realmente tremendas, aún hoy a más de 70 años de su salida. Sin dudas uno de los puntos más altos de la screwball comedy. Incluso hay una progresión narrada de manera justa y precisa en el desencantador comienzo y el progresivo nuevo enamoramiento que llevan adelante las dos estrellas principales.

También encontraremos una crítica visión de Hawks sobre las instituciones al ridiculizar y demonizar a las caricaturescas figuras policíacas y gubernamentales, sin dejar de lado el seductor y cínico bordeado que elige para que Grant se luzca una vez más en su caracterización de Walter Burns.

Han pasado más de 70 años de su estreno y aún hoy Ayuno de Amor sigue siendo brillante y no pierde en absoluto la frescura y desparpajo mostrado a lo largo de sus 92 minutos. Gracias una vez más Howard, donde quiera que ahora estés.