En Busca del Destino (1997)

Una mente brillante

Gus Van Sant es un gran realizador, tanto en su faceta explotation como en su lado más mainstream y dos muestras de que esos supuestos opuestos pueden convivir en un solo realizador son la brillante Elefante por un lado y por el otro En Busca del Destino.

Will Hunting es un joven muchacho que vive en los suburbios de Boston. Will aparentemente es un muchacho normal y corriente, quizás con un prontuario interesante de delitos cometidos en el pasado que lo aleja de la “convencionalidad impuesta socialmente”, pero que posee una inteligencia muy superior al resto de los mortales. Básicamente Will es un genio a la altura de lo que fueron las grandes mentes de la historia de la humanidad, solo que a éste no le interesa demasiado explotar su potencial debido a que posee distintos problemas de conducta y desinterés que incluso lo podrían condenar a unos años en prisión por golpear a un oficial de policía.

Un día en la Universidad de Harvard, el profesor Gerald Lambeau descubre las aptitudes del geniecillo que se desempeñaba allí como un empleado de limpieza y decide responsabilizarse por él para que no vaya a la cárcel. Nada en la vida es gratis y la condición que le impone Lambeau  es que trabaje junto a él en distintas actividades matemáticas, además de que asista regularmente a ver a un terapeuta. Es allí, y luego de algunas vueltas, que Will conoce a Sean Maguire, un excelente pero frustrado psicólogo que tratará de que pueda dominar tanto su mal como su buen genio.

Más allá del imparable ritmo narrativo que imprime Van Sant a En Busca del Destino, hay que destacar que es el guión una clave fundamental para entender la gran valoración que merece esta cinta. Los autores del excelente escrito son Matt Damon y Ben Affleck, en donde se destacan con   cada línea de diálogo que se escucha en palabras de los protagonistas, aunque sería injusto dejar de preponderar a las intensas charlas que mantiene Will con Sean a lo largo de sus dos horas de duración. Allí se asiste (con algunas exageraciones en la relación paciente/terapeuta, que no resienten el resultado final) a momentos sublimes en el cual pelean por quién la tiene más grande, quién sabe más de la vida o quién logra sacarle la ficha al otro primero, todos ellos condimentados con las palabras justas y necesarias para librar las sensaciones acordes a las secuencias visualizadas. Vale aclarar que la pareja escritora, que además son grandes amigos en la vida real, ganó el Oscar por este guión.

Un buen guión no hace una buena película, por ende es injusto cargar todas las tintas del éxito al destacado libreto sin mencionar la gran labor de Van Sant detrás de las cámaras. Más allá de que toca otros temas como el amor, la pérdida de seres queridos o el abandono, la cuestión central de En Busca del Destino es la amistad y Van Sant se toma todo el tiempo y las secuencias necesarias para demostrarnos que las relaciones son lo que realmente importan y no el coeficiente intelectual que poseas. En Busca del Destino es por momentos inspiradora, emotiva, polémica y fascinante, sin dudas una película tremenda con todas las letras.

Matt Damon encontró en Will Hunting un personaje que supo extraerle todo el jugo, en todos sus vaivenes y locuras, representando una de las mejores actuaciones en la subvalorada carrera de este versátil actor. Por otro lado tenemos a un Robin Williams que lleva adelante un personaje que posee sus morisquetas y sus clásicos ojitos llorosos, pero en la medida justa y necesaria y no en la caricatura que ha interpretado este devenido actor en los últimos trabajos de su extensa filmografía. Robin también ganó el Oscar, aunque obviamente que a Mejor Actor de Reparto. Mientras que por último no quería dejar de destacar la labor de Ben Affleck, que logra conformar una caracterización sencilla, pero terriblemente efectiva. Ben representa a la amistad en En Busca del Destino, a un amigo de esos que no fallan, un amigo de fierro, tan de fierro como su mandíbula.