El padre como síntoma.
Tobias Lindholm está armando una interesante filmografía como director y si a la misma se le suman sus trabajos como guionista, una interesante carrera como realizador. Ya en Kapringen (titulada en inglés como A Hijacking) había desarrollado un drama fenomenal que se combinaba a la perfección con la aventura marina y los piratas. Un año después de su estreno salía en Estados Unidos Capitán Phillips, un intento de lo mismo que estaba tan empaquetado como la actuación de tom-hanks/">Tom Hanks. Ahora, con la tranquilidad de quién está seguro lo que cuenta, presenta A War: La otra guerra (Krigen), un film en el que logra lo que el díptico bélico de Kathryn Bigelow no pudo y en el que además, se da el lujo de explicarle a esta de que se trata eso del patriarcado y desde donde se lo critica efectivamente.
A War: La otra guerra desarrolla en profundidad lo planteado en el guión que escribió para La Cacería (dirigida por Thomas Vinterberg) sobre como el patriarcado también tiene victimas masculinas. Su último film se estructura en un montaje paralelo entre lo que sucede con Claus, un comandante danés en servicio en Afganistán y su esposa María, que intenta criar a los tres hijos que tienen juntos con el peso de la ausencia de Claus. Lo que arma Lindholm no son dos espacios de tensión entre Afganistán y Dinamarca sino un juego de llamadas y respuestas. El director maneja la narración como si tocara blues, uniendo ambos espacios a través del color (asociando desierto y vegetación de manera extraordinaria) y los planos (que se responden compositivamente). En esta propuesta resulta claro que Claus está en el lugar incorrecto y la realidad se lo demuestra. El tipo extraña a su familia y la reemplaza simbólicamente, primero por sus soldados y luego, por victimas civiles. En la guerra (posiblemente uno de los referentes sintomáticos más claros de la estructura patriarcal), la victima es la familia misma y su síntoma es el padre (como planteaba sabiamente Lacan). De la misma forma funcionaba La Cacería, con esa sociedad de códigos propios y su funcionamiento iniciático que culminaba con la necesidad del parricidio. Hipótesis compleja y para analizar largo rato la que expresa Lindholm.
A War: La otra guerra es una compleja maquinaria narrativa con grandes aspiraciones que termina cumpliendo ampliamente.
Esta no es el tipo de películas que termina con la restitución del orden perdido. Primero, porque no hay orden claro. La inteligencia de iniciar el relato in media res responde a que nunca hubo un orden en la vida de Clauss, o que quizás, el mismo se perdió hace demasiado tiempo. Si bien el orden clásico convoca a juntar los dos grandes espacios en el clímax del relato (así como lo hizo Bigelow en Vivir al Límite) el retorno de Clauss será en el medio del desarrollo mismo del conflicto, por lo que se refuerza la idea de que la guerra no termina al volver a casa. La narración entonces, como en los buenos films, opera de la misma forma que el tema a tratar y A War: La otra guerra es un continuum.
Otro de los aciertos en la obra de Lindholm, es trabajar la moral del espectador sumergiéndolo en una focalización incomoda. Ese lugar en el que el relato nos termina situando lentamente, luego de trabajar aceitadamente cada pieza (sonido, fotografía, montaje), es el que termina cargando sobre nosotros el gran dilema del film. No se trata de ver objetivamente cuál es la solución al conflicto legal sobre el que la película termina decantando sino, pensar que haría cada uno en ese lugar. El peso material de esta decisión es una de las principales razones por las cuales el film no termina luego de los créditos.
A War: La otra guerra es un drama magnifico, llevado adelante con potencia y efectividad por un profundo conocimiento de las herramientas audiovisuales.
Título Original: Krigen // Dirección: Tobias Lindholm // Reparto: Pilou Asbæk, Tuva Novotny, Dar Salim // Guión: Tobias Lindholm // Origen: Dinamarca // Duración: 115 minutos // Género: Drama, Bélica // Fecha de Estreno en ARG: 10 de Marzo de 2016