Oculus

Catoptrofobia 

“…Infinitos los veo, elementales
ejecutores de un antiguo pacto,
multiplicar el mundo como el acto
generativo, insomnes y fatales.”

“…Cuando esté muerto, copiarás a otro
y luego a otro, a otro, a otro, a otro.

Jorge Luis Borges

Qué lindo es ver cine de terror hecho por amantes del terror. Mike Flanagan apareció en escena (al menos en nuestro país) con una película minúscula llamada Ausencia, que contaba con una premisa para nada novedosa pero que a través de una realización de muy bajo presupuesto había encontrado un tono perdido en el cine de terror, la atmósfera. Con Oculus y un presupuesto un poco más abultado (aunque aún lejos de ser decente para este tipo de producciones) decide mantener el mismo concepto frente al género.

El argumento gira en torno a un antiguo espejo al que Kaylie culpa por un hecho violento ocurrido con sus padres once años atrás. Tim, su hermano, fue culpado por estos hechos y es recientemente liberado luego de estar en un instituto mental desde aquella trágica noche. Al encontrarse con su hermana, ella le revela que pasó la última década investigando la historia de este espejo al que, según ella, se le adjudican varias muertes. A partir de este momento arrastra a su hermano hacia un plan para vengarse del supuesto objeto maldito.

En sus dos obras el director deja ver un profundo conocimiento tanto de la estructura de las películas del género como de la literatura que lo originó. En Oculus crea una clara subtrama anclada al pasado de la familia de Kaylie y Tim que tiene fuertes influencias de The Amityville Horror (1979) y la hace funcionar en paralelo con los hechos que transcurren en el presente de los personajes. Ambas tramas se unen en el climax final de la película. Una resolución de manual que funciona por su forma de trabajar con la mirada del espectador durante el metraje.

Flanagan intuitivamente combina elementos de la literatura de Poe con la visión mitológica de Lovecraft en una historia que tiene como eje uno de los objetos más obsesivamente retomados por el arte. El espejo.

Mike Flanagan se saca una vez más la carga de la sobre explicación, punto muerto de las estructuras modernas del género. En este film, hace una recorrida por el supuesto prontuario del espejo que le funciona más para hablarnos de la personalidad de Kaylie que como construcción arqueológica. El objeto en cuestión, al igual que la entidad en el túnel de Ausencia, no tienen origen conocido por el hombre. En este punto me resulta imposible evitar pensar que el director recurre, en su estilo lovecraftiano, a fuerzas malignas que son más antiguas que los hombres y que, por esta razón, sus nombres no pueden ser pronunciados y su origen conocido o incluso comprendido por los mortales que protagonizan sus obras.

Oculus termina de poner a Mike Flanagan en el mapa de realizadores que adoptan el terror de formas inteligentes y que expresan su amor hacia el pasado del género en cada secuencia. Muy recomendable para sacarse de encima tanto Found Footage subestimador que anda dando vuelta por nuestras salas.