La era de la (no) renovación
La saga Transformers tuvo un comienzo auspicioso. El cine de Michael Bay venía agotado después de La Isla y Bad Boys II, pero en los robots extraterrestres de marca Hasbro encontró su salvación. El resto es sabido. La primera fue un éxito, la segunda todavía más, y la tercera, se metió directamente entre las diez películas más taquilleras de la historia del cine. La calidad de las mismas… la uno está muy bien, la siguiente es un pelotazo tremendo, y la tercera, cierra decorosamente una saga que se fue desinflando.
Transformers 4 venía para comerse a los chicos crudos. Qué iba a ser una especie de reboot, qué iba a transcurrir en el espacio exterior, qué iba a estar protagonizada por Jason Statham, que Optimus iba a ser piloteado por Hugo Moyano, etc. Pero nada de eso pasó. T4 es una nueva entrega que continua su temática acerca de Autobots y Decepticons y no sobre los humanos. Se fue Shia LaBeouf e ingresa Mark Wahlberg. ¿Renovación? No, todo sigue igual de bien. Ponele. Sin ahondar en la historia, solo voy a decir que es la misma ensalada de humanos y Autobots contra los Decepticons, pero con algunos condimentos nuevos. Había cierta ironía en la relación del hipster de LaBeouf y la bomba sexual de Megan Fox, pero eso se perdió en la tercera parte con la fallida sustitución de Fox por Rosie Huntington-Whiteley. Esta cuarta parte gana con la participación de un actor con peso específico como Mark Wahlberg (ya sea con los one liners cómicos como con las secuencias dramáticas) pero pierde al no tener la simpatía de nerd salva mundos de LaBeouf. Si Wahlberg protagonizaba una película así hace algunos años el resultado hubiese sido espantoso, pero desde hace una tiempo está en un gran momento, convence en todo lo que hace.
Bay tiene la “habilidad” de hacer las películas más largas sin desarrollarte un carajo a sus protagonistas. Es crack. Transformers 4 son 2 horas y 45 minutos de… mmm… bueno, de robots que se convierten en autos que pagan el “impuesto por ser de lujo” y que se cagan a trompadas entre ellos para destruir/proteger el planeta tierra. No hay curva, ni ascendente ni descendente, de los personajes humanos. Quizás Tessa (hija del personaje de Wahlberg interpretada por Nicola Peltz) sea la única que tiene un proceso de aprendizaje, el resto, bien gracias. El problema con T4 es que Bay se toma todo muy en serio, si esta cuarta entrega fuera más en joda no habría objeciones al respecto. Hay secuencias que quieren ser irónicas, como la del cine abandonado, pero que terminan dejando un impostado sello de autoconciencia. Ojo, este inconveniente es el mismo de toda la franquicia, pero como se sigue facturando “la era de la renovación” de los queridos Transformers va a seguir esperando.
El problema con el cine de Michael Bay es cuando se toma todo muy en serio.
Cuando Bay acierta en el tono, como en la Transformers del 2007, le sale una muy buena propuesta, pero cuando quiere hacerse el gracioso, como en la segunda, le sale cualquier cosa. La tercera resultó un buen híbrido entre las dos mencionadas. La cuarta, de alguna manera, intenta apostar por el lado más humano de la franquicia pero no le sale debido al torpe desarrollo de los personajes de carne y hueso.
Transformers 4 está inflada con los esteroides de la genial Pain & Gain, y con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. Por momentos no sabemos para donde carajo va y está llena de resoluciones incomprensibles (a pesar de ser la más larga de la franquicia) que tenía tiempo de resolver sin tantas arbitrariedades. Promediando la película, el bueno de Miguelito Bahía se empantana maaaaaal (la narración nunca fue su fuerte) y se enfrasca en un insufrible bache de encuadres “cancheros”, pelos al viento y música estridente. Y de buenas a primeras vamos a parar sin escalas a Hong Kong para librar la batalla final. Léase entre líneas que en realidad nos vamos a China para vender más entradas en un mercado que les va a hacer ganar una bocha de guita a sus productores (T4 superó allí la recaudación de los Estados Unidos), pero como el escenario está bien aprovechado, y los chinitos que aparecen son queribles (especialmente la linda de Bingbing Li), le damos el visto bueno.
Lo rescatable es que cuando la película se estanca hace aparición el inmenso Stanley Tucci para otorgarle fluidez y desenfado a la torpeza narrativa de Bay. Tucci entiende todo. Desde su primera aparición Transformers 4 va a encontrar el tono festivo y desprejuiciado que necesitaba la película. ¿Mérito de Michael Bay que aprovecha la figura del actor de El Diablo Viste a la Moda? ¿Mérito exclusivo del carisma de Tucci que siempre genera empatía? Who cares. La cuestión es que ahí la cuarta parte acelera a fondo y nos lleva a destino con soltura y desparpajo.
Transformers 4: La Era de Extinción sigue la línea de éxito taquillero de cuestionable (pero querible) calidad de sus predecesoras. Luego de 4 entregas, la saga que reclama vientos de cambio, sigue a la espera de la era de la renovación.
Título Original: Transformers: Age of Extinction // Dirección: Michael Bay // Reparto: Mark Wahlberg, Stanley Tucci, Kelsey Grammer, Nicola Peltz // Guión: Ehren Kruger // Origen: Estados Unidos (2014) // Duración: 165 minutos // Género: Acción // Fecha de Estreno en ARG: 10 de Julio de 2014