El coreano Chan-wook Park, nacido en el año 1963 en Seúl, dio inicio su carrera como director a principios de los 90 con dos películas que no he visto, y por lo que pude leer al respecto, no creo vaya a ver. Moon Is the Sun’s Dream y Saminjo son las dos obras que estuvieron cerca de socavar la carrera del en ese entonces, joven director. Como el resultado artístico y de taquilla de esas obras resultaron poco prometedoras tuvo un impasse, se dedico a escribir (es guionista) y además, a ejercer la crítica cinematográfica. Unos años después, con el estreno en el año 2000 de J.S.A (Joint Security Area) las circunstancias cambiaron bastante. Este thriller acerca de un crimen en el área de seguridad limítrofe que comparten Corea del Sur y Corea de Norte resultó un éxito tremendo en su país (aún hoy se mantiene entre las más taquilleras) y fue también muy bien recibida en su paso por diversos festivales. Luego de ese triunfo cambio por una apuesta sobria y seca: Sympathy por Mr. Vengeance (2002). El film no fue un éxito ni mucho menos pero fue con la que empezaría a ganar su prestigio, y principalmente, para ir construyendo un cine de marcas autorales. Con una puesta en escena elaborada, humor negro y dureza en las imágenes (que se harían marca del cine coreano) logró realizar una obra perturbadora.
Estos elementos explotarían del todo con su siguiente película del 2003: Old Boy. Ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes (entregada por el mismísimo Tarantino, algo que suena lógico) esta historia, traslación de un manga, versa sobre un hombre que es encerrado durante 15 años sin razón aparente y que luego es liberado para que pueda buscar su venganza. Aquí Park da rienda suelta a la estilización visual y precisión narrativa. Un guión con mil vueltas que resulta creíble por la impecable interpretación de su protagonista, el gran Choi Min-Sik. Luego vendría el corto Cut (integrante del colectivo Three… Extremes del 2004) en donde directamente parece parodiarse. Esta historia del secuestro y tortura de un director de cine por un extra resulta interesante ya que permite analizar los vicios y repeticiones del propio director. Su siguiente película, Lady Vengeance (2005) seguiría el mismo tenor que las anteriores, y es donde se hace más claro un exceso estilístico que debilita el relato (a excepción de la extensa resolución final donde se hace inevitable la reflexión). Creo que tanta autoconciencia lo obligó a cambiar los aires lúgubres por unos más ligeros, así llega una comedia romántica llamada I’m a Cyborg, But That´s OK que pasó sin pena ni gloria. Su último film (sin contar la reciente Lazos Perversos) es la visceral Thirst (2009), relato de un sacerdote que por accidente contrae un letal virus que le causa la muerte para luego lo convertirlo en vampiro. Aquí regresa ese Park de crudeza, humor negro y puesta en escena preciosista, aunque con una narración más desordenada y desmesurada.
Ante todo, el cine de Chan-wook Park es formalista. La distancia hacia sus personajes muchas veces resulta entumecedora, como si de un reloj se tratara, el mecanismo supera lo que se intenta narrar. Park busca mediante una compleja red de acontecimientos (muchas veces por mero azar) desenmascarar las pulsiones más vedadas acorralando a sus personajes. ¿Qué queda deshaciendo el límite de la controlada civilización? Por eso resulta tan fuerte la exposición. El mecanismo que utiliza es el artificio, y a pesar de las circunstancias “posibles” existe un azar forzado o algún elemento fantástico (tanto en su acepción de magnífico como de irreal) que se hace presente: de un trasplante de sangre se renace vampiro, unos “anarquistas japoneses” ajustician a un hombre, se aprende a pelear por ver la televisión, los soldados coreanos del norte y del sur son secretamente amigos. En sus films también existe un condimento social, principalmente, la diferencia de clases. El secuestro de la hija del dueño de la empresa en Sympathy for Mr. Vengeance, el anónimo extra que tortura al director en Cut o el duelo entre el potentado que castiga al que mancillo su vida en Old Boy son muestras de eso; Park relata con esos personajes la violencia de esa escala social y la ferocidad capitalista cultivada desde los gobiernos de crecimiento económico despiadado (la mayoría de derecha, como clara contraposición a su vecino y hermano comunista), una lección que el estado/padre moderno les enseño toda la vida, prosperar aunque cueste sangre, sudor y lágrimas.
