Ha pasado mucha agua debajo del puente y luego de unos largos 4 meses he vuelto a echar mano al especial de Quentin Tarantino analizando y contando como se gestó Pulp Fiction.
Tras el éxito y la gran notoriedad que obtuvo con Perros de la Calle, Quentin Tarantino comenzó a poner manos a la obra a lo que seria su próxima película. Para empezar a dar forma a lo que luego se convertiría en su opera cumbre Tarantino firma un jugoso contrato con TriStar para poder comenzar a escribir el guión de su nueva producción. Cabe aclarar que la firma de este suculento acuerdo se debió en parte al prestigio que obtuvo por el escrito de Amor a Quemarropa, además del mencionado respeto que ganó por Perros de la Calle.
Para buscar la inspiración que creyó conveniente, el excéntrico Quentin se aisló en un mugroso departamento ubicado en Amsterdam por varias semanas, solamente equipado con su vieja máquina de escribir.
Increíblemente cuando el primer borrador de unas 500 páginas estuvo terminado la gente de TriStar rechazó el mismo por considerar que no era una película perteneciente al estilo que se había asomado en su anterior cinta. Allí entraron nuevamente en acción los hermanos Weinstein haciéndose cargo de la distribución y la producción de la obra por parte de Miramax.
Disponiendo del dinero necesario para llevarla adelante, Quentin comenzó a reunir al reparto que finalmente quedó conformado por John Travolta, Samuel L. Jackson, Tim Roth, Amanda Plummer, Bruce Willis, Uma Thurman y Ving Rhames, entre otros, destacando que el papel de Willis iba a ser interpretado por Sylvester Stallone.
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El gran monumento al cliché
Pulp Fiction representa el punto más alto en la filmografía de Quentin Tarantino e incluso marcó un antes y un después en la cinefilia de muchos de sus admiradores y también de sus detractores. Posee entre sus mayores virtudes una narración atrapante donde los hechos son contados de manera desordenada pero con una claridad asombrosa. Lo que siempre llamó poderosamente mi atención de Pulp Fiction es que uno sabe perfectamente lo que va a suceder, debido a que la cinta es un cúmulo de clichés y obviedades pocas veces visto en la pantalla grande, y sin embargo el film jamás pierde su gran atractivo. Uno supone sin mayores esfuerzos (ojo que van varios spoilers) que Butch va a traicionar a Marsellus, como así también que Vincent va a conquistar a Mia Wallace o el intento de redención de Jules al decidir retirarse. Lo interesante es que la forma en la que son contados estos numerosos clichés, mas los detalles inesperados (que los hay y varios), son unos de los principales atractivos de este film.
Si hablamos del estilo, como ya habíamos desarrollado con anterioridad en Perros de la Calle, debemos decir que este guión firmado por Tarantino es quizás el mejor que haya desarrollado el realizador nacido en Tennessee. El escrito de Pulp Fiction posee diálogos sobre "la nada" que recuerdan en varias oportunidades a los redactados por Jean Luc Godard, aunque la diferencia que establece Quentin aquí es que en muchas ocasiones las charlas de los protagonistas pueden parecer estar rodeadas de palabras aisladas sin sentido, pero luego pueden tomar un vuelco y formar parte de la escena siguiente. Un claro ejemplo de esto es el parloteo entre Vincent y Jules en el auto sobre el "Doble Cuarto de Libra" que al parecer no posee ninguna relevancia en la secuencia, pero después es utilizado por el segundo para degradar a Brett en el sangirento tiroteo en el departamento.
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Personajes conocidos, actuaciones inolvidables
Siguiendo en la línea de las obviedades o la poca originalidad, los personajes de la obra son una oda al estereotipo hollywoodense. El boxeador recio, tranquilo y con códigos, el gangster negro que cree en Dios para lograr su redención y demás cuestiones no hacen más que subrayar la finalidad de Tarantino: crear una película original basada en historias poco excepcionales. Incluso el intento de contratación de Stallone para el papel de Butch no hace más que demostrar la intención de Quentin de crear un universo exagerademente cliché.
Al igual que la brillante narración enmascara y encumbra los clichés de la historia, los personajes sobresalen por las excelentes actuaciones de los intérpretes. Si analizamos los papeles principales encontraremos que Bruce Willis hace el mismo papel que en varias películas de su filmografía pero mucho más extremo y profundo, también podremos ver que John Travolta baila al igual que en Fiebre de Sábado por la Noche o Grease pero aquí lo hace con una caracterización mucho menos acartonada y más palpable, y Samuel L. Jackson que tiene el papel más destacado de su filmografía con un despiadado mafioso poseedor de una violencia contenida que sinceramente aún me cuesta comprender cómo hizo para expresarla.
No tengo dudas que las actuaciones a las que hago referencia más arriba se vieron altamente beneficiadas por la gran dirección de actores que imprime Tarantino a sus películas e incluso es un sello inconfundible de su filmografía. Uma Thurman tiene uno de los puntos más altos de su carrera en Kill Bill, al igual que Christoph Waltz en Bastardos sin Gloria o John Travolta en el film que aquí nos ocupa.
Pulp Fiction, violentamente tensionante
Tarantino una vez dijo: "La violencia seduce, hay que asumirlo. Es totalmente gráfica y por eso se utiliza tanto. El cine de violencia y de acción es el cine por excelencia. La cámara se inventó para besar y matar." Sin dudas una frase que describe perfectamente la manera de ilustrar la violencia que tiene este realizador.
Pulp Fiction se caracteriza por generar una admirable tensión alrededor de las secuencias violentas y en ellas se ve una gran construcción y armonía por parte de sus intérpretes, gracias al trabajo que le dedica Quentin Tarantino. Nuevamente la escena protagonizada por Jackson y Travolta sirve para ejemplificar lo que expongo más arriba, debido a que la extensa secuencia del departamento presenta una tensión increíble, que va creciendo a medida que avanzan los minutos gracias a los intensos diálogos y gestos que corren por parte de un inspirado Samuel L. Jackson. La manera en la que Jules va interrogando y denigrando a Brett se encuentra algo influenciada por el comienzo de El Bueno, el Malo y el Feo de Sergio Leone, cuando Lee Van Cleef humilla a su próxima victima comiéndole la comida y rebajándolo a la máxima expresión. Digo que toda esta secuencia se encuentra "algo" influenciada porque claramente la escena que recuerda perfectamente a la mítica protagonizada por El Malo es la que lleva adelante Christoph Waltz en Bastardos sin Gloria. Otra muestra del buen manejo de la tensión se da en la tremenda secuencia de salvataje a Mia Wallace, donde en los escalofriantes momentos previos a la inyección de adrenalina Tarantino se detiene en unos primeros planos que plasman perfectamente los sentimientos de los personajes que viven en la escena y genera un momento de rigidez poca veces visto en la gran pantalla.
Algo que merece ser destacado es que al igual que en su anterior film algunos de los momentos más violentos ocurren fuera de plano (y los dos ejemplos de arriba da muestra de eso), ya que el cometido del realizador no es horrorizar sino que su intención final es tensionar y luego utilizar la violencia como método de descarga en el espectador. Al igual que en las películas de Leone, lo que realmente importa en estas escenas es todo el jugueteo previo que se hace con los planos y las charlas entre los personajes, debido a que la violencia solo es utilizada como una finalización de la secuencia, y no como el núcleo de la misma.
Para finalizar solo queda resaltar la magistral banda de sonido que encumbra y convierte a varias escenas de una potencia gráfica asombrosa en secuencias inolvidables que marcan la cinefilia de una persona.
La verborragia de sus diálogos, la estetización de la violencia, la originalidad construída con abundantes clichés y los extremos personajes hacen que Pulp Fiction represente el punto más alto de su singular estilo en la filmografía de Quentin Tarantino.
