Luego de varias semanas seguimos analizando la fructífera filmografía de Quentin Tarantino, ocupándonos de su primera película, Perros de la Calle.
Como ya repasamos en el pasado post, a fines de los 80 Tarantino se aleja de sus intentos de dirigir su primera película para dedicarse a escribir guiones.
Luego de algunos intentos fallidos que no llegaron a venderse Tarantino consiguió vender los derechos de True Romance, y logró redactar una historia sencilla que tituló Perros de la Calle.
La inspiración de Quentin para escribir Perros de la Calle nació después de que estuviera varios días preso en la cárcel de Los Ángeles debido a unas faltas menores y luego de que su madre decidió no pagar la fianza tratando de dar un escarmiento al joven proyecto de cineasta. Allí compartió charlas y situaciones con varios delincuentes que luego le sirvieron para dotar de esos diálogos tan duros que caracterizan a sus películas.
Gracias a los billetes conseguidos por la venta del guión de True Romance y la amistad que llevó adelante con el productor Lawrence Bender, Tarantino contaba con unos 30 mil dólares para llevar adelante su primer película, luego del fallido intento de My Best Friend’s Birthday. Las vueltas de la vida o las casualidades del destino llevaron a que el guión de Perros de la Calle caiga en manos de Harvey Keitel, que luego de encontrar en el escrito una propuesta más que interesante decide ser el actor principal y además aportar varios billetes para que el proyecto se lleve adelante.
Es así que Perros de la Calle comienza a rodarse como una producción independiente con un elenco conformado por actores poco conocidos donde encontramos al mencionado Keitel, Tim Roth, Michael Madsen, Chris Penn y Steve Buscemi. El rodaje duró pocas semanas debido a que más allá de conseguir más de un millón de dólares para la puesta en escena esa suma no era un dinero que permitiera muchos lujos.
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El nacimiento del universo de Tarantino
Es en Perros de la Calle que comenzamos a conocer la génesis del singular estilo de este director, comenzando por un verborrágico e intenso guión, pasando por el desorden de los acontecimientos, para luego finalizar en la principal característica de su cine, la mezcla de distintas y dispares referencias.
Para comenzar encontraremos en este film un guión que al comienzo puede parecer un tanto desconcertante con una espectacular charla sobre la canción Like a Virgin de Madonna. En esa charla encontramos al mismísimo Tarantino enarbolando una curiosa teoría sobre lo que en realidad quiere decir la canción. En base a eso comienzan a destrabarse distintos diálogos donde se desprenden los primeros gajos de la personalidad de los personajes. Con el pasar de los minutos las charlas entre los protagonistas serán mucho más tensas que en ese peculiar y original comienzo.
En Perros de la Calle todo está dado vuelta. Primero nos muestran las consecuencias y después encontraremos los hechos que desencadenaron esos acontecimientos. Por momentos su estructura puede formar un laberinto del cual no se puede salir, pero no por estar perdido, sino por tornarse adictivo. Esta película es una recreación donde Tarantino juega con nosotros. Todo el tiempo vive cambiando la atención moviendo el orden de las secuencias pero esto jamás alterará el grado de atención que genera la película. Un claro ejemplo de esta afirmación es cuando pasamos de la sangrienta tortura de Mr. Blonde al policía a varias secuencias del reclutamiento de la banda.
Todos estos singulares elementos son las bases fundamentales para comprender que Perros de la Calle no representa una ópera prima igual a las demás, sino que es el nacimiento de un estilo, el nacimiento del universo de Quentin Tarantino.
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La transgresión, por Quentin Tarantino
Entrando de lleno en el film encontramos a un grupo de desconocidos que debe perpetuar un robo a una joyería. Un robo que parece estar perfectamente planeado, aunque lamentablemente no sale del todo bien.
Si bien Perros de la Calle es una película sobre un asalto, en todo el film no encontraremos una sola escena sobre ese robo. Si si en toda la película no se puede ver una secuencia sobre el tan pensado y tan hablado asalto. Eso sin dudas es uno de los rasgos que distingue la filmografía de Tarantino, la trasgresión.
Quentin Tarantino puede hacer un singular western sin un vaquero, puede hacer una película de un robo sin mostrar tal hecho y hasta incluso realizar una película de guerra sin tirar un tiro. Sin dudas, encontramos hechos muy curiosos en la filmografía de este realizador.
Otra muestra de lo transgresora que puede ser esta película es que una de las secuencias más recordadas es el corte de oreja al policía interrogado, algo que jamás se ve. El momento en que Mr. Blonde corta la oreja ocurre fuera de campo, pero gracias a varias tomas a la cabeza del machucado oficial logramos no olvidar jamás ese momento, a pesar de que jamás pudimos verlo completo.
Lo que les comentaba más arriba sobre los diálogos, también es un punto transgresor. Muchas charlas que tienen los protagonistas parecieran hablar sobre la nada y en realidad casi nunca es así. Eso también es transgredir contra lo establecido implícitamente.
Volviendo a Perros de la Calle, la banda de maleantes está compuesta por Mr. White, Mr. Orange, Mr. Blonde, Mr. Pink, Mr. Blue y Mr. Brown, todos comandados desde afuera por Joe y Eddie Cabot. Dentro de este grupo habrá una “rata”, un policía infiltrado que buscará encarcelar al pesado mafioso Joe. La rata será Mr. Orange que recibió un disparo en el estómago cuando intentaba escapar junto a Mr. White.
El gran foco de conflicto se desata cuando esta banda debe volver al aguantadero para reunirse y dividir el preciado botín. Allí comienzan a reprocharse los errores cometidos durante el atraco, convirtiendo el encuentro en una carnicería llena de desconfianza.
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Violentamente realista…
Cuando se estrenó Perros de la Calle hubo mucho barullo alrededor del uso injustificado de la violencia. Realmente esa polémica no tiene ni pies ni cabeza debido a que la violencia en Perros de la Calle siempre tiene una justificación, ya sea humorística, para perturbar al público o simplemente para dar realismo a una secuencia. Incluso es increíble que se trate de hiper violenta a una película cuyas escenas -como se menciona arriba- más sangrientas ocurren fuera de campo.
Lo que si se puede afirmar es que la violencia en el film puede ser altamente impresionable y puede lograr alterarnos en demasía, debido al realismo que se desprende de ciertas secuencias. Cada tiro, cada herida y cada muerte que ocurre en esta película tienen un efecto en el espectador y no pasan inadvertidos en absoluto. Realmente el dolor de los protagonistas en Perros de la Calle duele en nosotros.
Cabe aclarar que la violencia en Perros de la Calle no pasa solamente por los golpes o los tiros, sino que también hay un efecto violento en las agresiones verbales que viven transmitiéndose los protagonistas.
Perros de la Calle fue uno de los sucesos más importantes de la década del 90, gracias a la innovación que presentó y las fuertes alabanzas por parte de la crítica y el público.
Gracias a esta brillante opera prima Quentin Tarantino saltaría al estrellato absoluto dando rienda suelta a su talento, que unos años más tarde confirmaría con su siguiente película, de la cuál nos ocuparemos en la tercer entrega de este especial.