De vez en cuando, entre las miles de novelas que se publican año tras año, aparece una ficción que sin ser una genialidad trasciende al público a la que fue dirigida y se convierte en icono de la literatura universal. Este es el caso de Los Juegos del Hambre (The Hunger Games), primer libro de la trilogía homónima de la escritora estadounidense Suzanne Collins.
En líneas generales trata cómo Katniss Everdeen, casi sin proponérselo, se convierte en símbolo de la rebelión en contra del Capitolio, estado hegemónico de Panem, en un futuro distópico y apocalíptico.
Ahora bien, es evidente que la temática fue tratada magistralmente por obras de mayor profundidad y envergadura. Claros ejemplos son 1984 de Orwell o Un Mundo Feliz de Huxley. Entonces deberíamos preguntarnos cuál es el motivo de tamaño éxito y la respuesta, es casi tan amplia como la cantidad de novelas que se publican al año.
Pero antes de sumergirnos en él por qué, empecemos un poco por el cómo.
Suzanne Collins (n. 10 de agosto de 1962), oriunda de Connecticut, gozaba ya de cierto prestigio por haber sido guionista de Nickelodeon y Scholastic Entertaiment´s. A principios del 2000, continuando con la temática infantil, escribiría Las Crónicas de las Tierras Bajas (The Underland Chronicles) saga de 5 libros, publicando él último a finales del 2007. Al año siguiente, inspirada en un reality show y en él mito griego de Teseo, saldría a la venta el primer volumen de Los Juegos del Hambre. Best seller, de The New York Times, ciento dos semanas consecutivas. Llevando hasta el momento más de 23 millones de copias vendidas en todo el mundo. Solo para tener en cuenta, comparte podio con Juan Salvador Gaviota, Guerra y Paz, El Diario de Ana Frank, Cien Años de Soledad, El Mundo de Sofía, entre otros.
Los Juegos del Hambre lleva hasta el momento 23 millones de copias vendidas en todo el mundo.
Como todo éxito no está exento de polémicas, pues muchos de sus detractores denuncian similitudes con Battle Royale (Koushun Takami, 1999), libro y posterior película de culto.
En 2009, Lionsgate compraría los derechos cinematográficos y a cargo del director Gary Ross (Pleasantville y Seabiscuit) y con la asistencia de la propia Collins, estrenarían la primera de cuatro películas en marzo del 2012. El reparto contaría con la presencia estelar de las incipientes promesas Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson y Liam Hemsworth (Katniss, Peeta y Gale respectivamente); y los ya consagrados Woody Harrelson, Donald Sutherland, Elizabeth Banks y Stanley Tucci (Haymitch, Presidente Snow, Effie Trinket y Caesar Flickerman).
En Llamas (Catching Fire, 2013) mantendría el reparto original, además de sumar al difunto Philip Seymour Hoffman (Plutarch Heavensbee), Jena Malone (Johana Mason), Sam Clafin (Finnick Odair) y Jeffrey Wright (Beetee). Sin embargo cambiaría de director, en esta oportunidad y por el resto de las entregas a cargo de Francis Lawrence (Soy Leyenda y Constantine)
Sinsajo, Parte Uno (Mockingjay), estreno próximo 20 de noviembre 2014, incorpora a Julianne Moore (Presidente Coin) como peso fuerte para esta tercera entrega de la aclamada tetralogía.
Luego del cómo, pasamos al por qué.
Siendo un asiduo lector (de ciencia ficción y fantasía épica en particular) creo poder afirmar que cuando buenos autores no tienen el genio de los maestros, logran compensarlo con ideas claras y concisas. La simplicidad en una obra literaria no tiene porqué ser sinónimo de mediocridad. La dinámica de un buen libro ayuda al disfrute y a la comprensión. Como Nicolás Viadamonte reflexiona en su crítica y en los comentarios de Interestelar, la ambición y la complejidad muchas veces juegan en contra del cine, porque a medida que se incrementan mayor es la dificultad de alcanzar cierta coherencia, al menos proporcional a la amplitud de la obra.
Los Juegos del Hambre, es una saga que cuenta con estas virtudes. Comparada con otras narraciones de temática similar, se puede decir que es poco jugada y comprometida, pero es la historia de una adolescente, superada por los hechos y tratando de sobrevivir. Adolescente que a medida que toma conciencia de su importancia en relación al conflicto que la rodea, intenta tomar las decisiones correctas.
La ambición y la complejidad muchas veces juegan en contra del cine.
Al no ser pretenciosa o grandilocuente, Collins logra entablar una empatía con el lector y para sorpresa de muchos, consigue escapar de la etiqueta “acción adolescente” llegando a ser masiva, para el público en general.
Por el momento, las películas solo alteran y/o eliminan sucesos poco importantes de los libros, acrecentando o disminuyendo alguna cualidad innata de este o aquel personajes. Vemos como la Katniss del cine es mucho más heroica y desinteresada, como Haymitch es mucho menos huraño y oscuro. A favor o en contra, son mayores las similitudes que las diferencias. En lo particular, en comparación sigo creyendo que el libro es superior.
Tiene puntos interesantes, como ser el sufrimiento como entretenimiento, la banalidad del consumismo, el estado omnipresente (déspota y totalitario), los defectos de la división del trabajo, etc. También tiene puntos flojos, pero los atribuyo a las limitaciones de Collins como autor y a la liviandad innata de su obra. Sin justificarla, creo que es perdonable teniendo en cuenta que sus origines fueron las producciones infantiles.
Como conclusión, sea en la espectacularidad de la pantalla grande o en la intimidad de la literatura, Los Juegos del Hambre ha demostrado ser una obra de carácter obligatorio para fanáticos de cine como de literatura. Recomendada.