Finalmente culmina la serie de IP Man a manos de Donnie Yen. El resultado es ambiguo. Por un lado, siguen varios aciertos que acompañaron la saga: el amor por las artes marciales, grandes coreografías, y como no, el gran Donnie Yen. Pero también, lamentablemente, persiste el principal de sus defectos: una narración dispersa.
Las películas sobre este maestro del Wing Chun se acumularon en cantidad desde la primera (y muy exitosa) IP Man del 2008. Se pueden contar IP Man 2 (2010), también con Donnie. Una precuela titulada The Legend is Born: IP Man (2010), sin Donnie. The Grandmaster (2013) de Wong Kar Wai, con el gran tony-leung/">Tony Leung. Y para no perder pisada, también estuvo IP Man: The Final Fight (2013). Esta última, aún con Anthony Wong como protagonista, es la única que realmente no vale la pena. La que brilla entre todas es aquella primera del 2008, y también destaca por su particular enfoque, la del hongkonés Wong Kar Wai. El resto, funciona como entretenimiento. Esta última entrega se acerca a la primera, pero no logra superarla. Aún así, entrega un cierre efectivo y merecido.
Una de las novedades de esta tercera parte es el 3D. Una característica espuria para la gran mayoría de los espectadores. Se aprecia la construcción visual de los combates para explotar esta técnica, pero para casi todo el mundo (aunque los chinos son muchos) es una novedad que no gravita.
IP Man 3 entrega algunas peleas fantásticas, con admirables y pulidas coreografías.
Si uno se acerca al cine de artes marciales es por la danza de puños y patadas. Y toda la saga de IP Man estuvo a la altura de las circunstancias. IP Man 3 entrega algunas peleas fantásticas, con admirables y pulidas coreografías. Pero además, hay que reconocer la coherencia temática en sus historias. Todas se manejaron con tres parámetros: develar al maestro y a su familia, recorrer la historia política China, y las artes marciales como un modo de vida. Estos son los elementos fundamentales del éxito de la saga. Esta trilogía en particular logró una combinación de paz, espiritualidad, y grandeza. Desde la sencillez y serenidad, se mostró a un personaje guerrero, y a la vez, carente de brutalidad. Y este “maestro de Bruce Lee” fluye mediante la acertadísima interpretación de Donnie Yen. Tremendo en las peleas, pero con una sorpresa: este Donnie también es actor. Con una actuación clásica y serena, una dolorosa situación le permite mostrar otra sensibilidad. Uno se siente atravesado por sus gestos, y en eso, se hace fuerte el relato. En este cierre tenemos al actor en estado de gracia, tanto en su despliegue físico (que además difiere de la condición muscular habitual del actor), como en su interpretación. Se ve el cariño que le tiene al personaje, no podía despedirse de otra manera.
Pero donde IP Man 3 flaquea, al igual que la segunda parte, es en esos personajes que entran y salen, con cierta torpeza, para justificar acontecimientos. Ahí la historia es endeble. El primer conflicto surge por un”demonio” (mafioso) occidental, interpretado por Mike Tyson, que desea apropiarse de la escuela donde va el hijo de IP. Forzado y sin demasiada lógica, este emparejamiento suena extraño. Una mera excusa para unas escaramuzas y lograr un duelo del ex campeón mundial con Donnie/IP. La parte final está enfocada en otro maestro del wing chun que ansía disputar la supremacía de ese arte marcial. Este último duelo coincide con un problema grave en el seno familiar del maestro. Entonces, se presenta un nuevo ángulo que revalida la película más allá de ver una de pelea tras pelea. Por eso, y porque es muy disfrutable, IP Man 3 no resulta innecesaria. ¿Habrá una cuarta? Donnie había anticipado que no, pero viéndolo en pantalla, uno no puede más que desear otro regreso con gloria del maestro de Bruce Lee.
Título Original: Ip Man 3 // Dirección: Wilson Yip // Reparto: Donnie Yen, Lynn Hung y Jin Zhang // Guión: Tai-Li Chan y Lai-yin Leung // Origen: Hong Kong // Duración: 105 minutos // Género: Artes Marciales. Acción // Fecha de Estreno en CHI: 24 de diciembre de 2015