Continúa el Orient Express, este recorrido de películas actuales y clásicos por descubrir. Esta segunda parada nos acerca al director más inclasificable de Japón, y también, a un hongkonés que reinventó todo un género.
As The Gods Will, de Takashi Miike (Kamisama No Iu Tôri, 2014) Puntaje: 7.
“Como la Voluntad de los Dioses” podría ser la traducción acertada para este nuevo experimento cinematográfico del japonés Miike. Se puede usar con liviandad la palabra “bizarro” hasta que uno se topa con un film del genial japonés. El director de locuras como La Felicidad de los Katakuri (remake de la coreana The Quiet Family), Audition y Gozu, es un hombre que no le teme al absurdo, y mucho de lo mejor de su cine, surge desde ángulos extraños e inesperados. As The Gods Will encuadra perfecto en la etapa del director de adaptaciones de manga, anime y videojuegos. L a historia comienza con: un aula, estudiantes, sangre. Y también, con un daruma. Esta figura redonda, sin brazos ni piernas, que representa al fundador del budismo zen, es quien ha volado la cabeza del profesor de turno. Y propone un juego macabro, al que vea moviéndose, ¡adiós cabeza!. Este es Miike. Esto es el primer “nivel” de As The Gods Will. Lo que viene después, es una serie de despiadadas fases a superar (donde se incluye un gato de la fortuna gigante) por parte de nuestros héroes adolescentes. O que mueran en el intento.
El espíritu gamer As The Gods Will conquista un lugar determinante para nuestro entretenimiento.
La estructura es más que evidente. Ordenada como un videojuego, hay niveles a superar, enigmas a resolver y monstruos a enfrentar. Uno de los problemas de Miike en sus últimas producciones era no lograr ser sincrético, con situaciones e historias extendidas inútilmente. En esta sucede en parte. Hay competencias que dan para menos (la última se hace densa), y la utilización de la estructura de niveles/etapas resulta repetitiva. Pero este defecto se disipa gracias a la acertada conversión al horror de pasatiempos infantiles, juguetes y lugares cotidianos. Si As The Gods Will padece en algún aspecto, es en el apartado de los actores. Las actuaciones gritonas y planas de los jóvenes no dejan espacio para la empatía. No nos importa si sobreviven. Algo que suena negativo, pero que a su vez, resulta aliviador: la muerte pierde densidad. Entonces, el espíritu gamer del film conquista un lugar determinante para nuestro entretenimiento. Miike es uno de los pocos que entiende cómo adaptar un videojuego o un anime, no intenta ser trascendental, visceral o angustiante (está lejos del tono de Visitor Q o Ichi the Killer), solo hace funcionar lo que a priori, parecía imposible.
A Better Tomorrow, de John Woo (Ying Hung Boon Sik, 1986)
Cuando se habla de John Woo uno sufre un bombardeo de imágenes y referencias. Palomas, balas que nunca se terminan, hombres volando con un arma en cada mano, tiros y más tiros. Esas marcas registradas que lo llevaron a Hollywood (Contracara, Misión Imposible II) tuvieron su furioso comienzo en Hong Kong, concretamente: A Better Tomorrow. El film del año 1986 marca el surgimiento del Heroic Bloodshed, un grato desborde de acción y melodrama. Ahí el loco Woo definió un estilo y una sensibilidad. Cámaras lentas, sangrientos enfrentamientos (la sangre en trajes blancos son de una belleza conmovedora), y una carga dramática inusual para este tipo de películas, permitió trascender y transformar toda una industria. A Better Tomorrow es una historia sobre la hermandad, donde los lazos de sangre son fuertes, pero los de la vida, lo son todavía más. Con la actuación de dos estrellas como Leslie Cheung y Chow Yun-Fat (actor que se transformará en fetiche para el director), Woo imprime a fuego el sello de la “acción made in Hong Kong”. Un estilo que llegará al punto máximo en The Killer (1989) y Hard Boiled (1992), dos obras maestras indispensables. Pero esa, ya es otra historia.
