Satoshi Kon es uno de esos directores que no se puede dejar pasar de largo.
Hoy uno lamentablemente sólo puede repasar su filmografía y sentir la pérdida de un gran autor debido a su pronto fallecimiento (con solo 46 años en el 2010), es que este director era uno de esos animadores que traspasaron el fandom y el mote de “animé” para transformarse en un autor cinematográfico como Oshii, Takahata, Otomo y Miyazaki (un camino que quizás sigan también Mamoru Hosoda y Makoto Shinkai) presentando sus films en festivales como Venecia, New York o Sitges. Su pronta partida dejó un vacío inmenso en el mundo de la animación.
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Su obra es más distante de la animación puramente efectista, visual o de ciencia ficción. Pero cuidado, sus películas son visualmente impresionantes, pero no solamente ahí donde uno se detiene al verlas, su cine es uno de historias. Historias que podrían ser filmadas con actores de carne y hueso. Su primer paso fuerte en el cine de animación japonés fue su participación como guionista (donde ya se puede notar todo el talento que luego desplegaría sobradamente) en un corto llamado Magnetic Rose que conformaba una de las historias del film colectivo Memories (cortos sobre mangas del gran Katsushiro Otomo). Su primer film fue Perfect Blue, thriller psicológico donde una fanática acosa a una estrella pop japonesa. Este fue el primer encuentro entre Kon y la productora Madhouse, empresa que sería su gran aliada. Su siguiente obra fue Millennium Actress, sobre una afamada actriz de cine de los años dorados de Japón que en una entrevista reconstruye la historia de su vida, y el porqué de su desaparición de la gran pantalla. Es fantástico ver como utiliza las posibilidades que le brinda la animación para contar una historia llena de melancolía transformándola en algo visualmente perfecto. Es que esos recuerdos de la "actriz del milenio" se irán combinando con las ficciones que actuó/vivió. Presentando una imagen de vida como si fuera un gran set de filmación, recorriendo junto a una cámara que funciona como memoria. Un film de una calidad narrativa increíble. Paprika es su último film, sobre una doctora que interviene como un detective de los sueños entrando en la psiquis de sus pacientes para tratar de resolver sus angustias. En esta es donde todo el imaginario posible de la animación sirve para expresar a puro color las pesadillas y artilugios de la mente. Una fiesta desbordante de color. Su interés sobre la percepción del mundo es muy claro, bucear en cómo actúa la mente humana para proyectar temores, locuras y recuerdos. Algo que se ve claramente (con ideas que luego utilizaría en Paprika) en esa serie genial de 10 capítulos llamada Paranoia Agent.
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Dentro de su contundente filmografía la última que vi fue Tokyo Godfathers. Quizás la postergaba porque me parecía que su historia no era tan interesante. El relato de tres vagabundos (un adulto, un travesti, una adolescente) que encuentran en navidad un bebé en un basurero no me volvía particularmente loco. Un inmenso error de mi parte. Aunque ahora que lo pienso, fue una maravillosa forma de completar la filmografía de este director. Esta historia de navidad es toda una aventura, con dejos del cine de Frank Capra y también de Ford (es una revisitación de un clásico film del director americano 3 Godfathers) que se atreve a mostrar un Japón de barrios bajos, vidas difíciles pero como una historia entrañable a puro gruñido. Escapa a la Tokio incandescente y pop o a la aventura bucólica filosófica. Su relato demuestra que los grandes directores siempre parten de las historias simples u obvias para entregar obras maestras.
Kon deja además de una animación única, el proyecto de una última película The Dreaming Machine (con ese nombre uno sólo puede entristecerse por lo que podría haber exhibido) del que se lamentó no poder terminar. Dicen que va a ser completada y lanzada póstumamente. Difícil va a ser surcar el espacio entre los bocetos y el film, era un autor muy personal (que dibujaba a mano) cuyas ideas se concretaban a puro talento e inspiración, un director en constante evolución.
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El presidente de Madhouse (con el que trabajó en todas sus obras y que lo ayudó a que pudiera expresar su cine) le dijo en su última visita, cuando el resultado de ese fulminante cáncer era irreversible, "lamento perder tu talento, ojalá pudieras dejárnoslo". En respuesta a eso Kon escribió en su carta de despedida "Si el señor Maruyama de Madhouse dice eso, puedo irme al otro mundo con un poco de orgullo, después de todo. Y, desde luego, aunque nadie más me lo diga, lamento que mis visiones raras y la habilidad para dibujar cosas con detalle se van a perder, pero no puedo hacer nada para evitarlo. Estoy agradecido desde el fondo de mi corazón porque el señor Maruyama me dio la oportunidad de mostrarle al mundo esas cosas. Gracias, muchas gracias. Satoshi Kon fue feliz como director de animación".
Y también repartió felicidad. Un hombre que atravesó la animación y el cine entregando imágenes de ensueño. Deja una obra para recorrer, y para los que se la perdieron, para descubrir.
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Magnetic Rose (Memories) - 1995
Perfect Blue -1998
Millennium Actress - 2001
Tokyo Godfathers - 2003
Paranoia Agent - 2004
Paprika - 2006
