Existen cuatro clásicos de la literatura china: El Sueño del Pabellón Rojo, En los Márgenes del Agua, El Romance de los Tres Reinos y Viaje al Oeste. Esta última, la más aventurera y fantástica, es la que relata la historia del monje Xuan Zang y su viaje a India (el oeste para China) para buscar textos budistas. Lo relatado en esa travesía, que algunos dicen fue escrito por Wu Cheng´en, combina realidad y ficción, porque al peregrinaje del monje (que existió y realizó ese viaje en el año 629) se suman tres dioses caídos en desgracia, entre ellos, Sun Wukong, el Rey Mono. La primera parte de la novela Viaje al Oeste relata la historia de este Rey Mono, un personaje muy popular en todo oriente y que ha tenido variadas adaptaciones. El Reino Prohibido (Rob Minkoff, 2008) con Jet Li haciendo las veces de ese personaje y el manga Dragon Ball de Akira Toriyama (Son Goku es Sun Wukong adaptado al japonés) son de las más conocidas en occidente. En este último año se estrenaron dos películas referidas a este relato, una es The Monkey King (Cheang Pou-Soi, 2014), la otrato-the-West/"> Journey to the West: Conquering the Demons (Stephen Chow, 2013).
El Rey del CGI
The Monkey King adapta el primer capítulo de la novela Viaje al Oeste, la centrada en las aventuras del Rey Mono. El encargado de la nueva versión es el director Cheang Pou-Soi (Accident, Motorway) y Donnie Yen (el de la saga IP Man) hace las veces del legendario hombre mono. Lamentablemente hay que decir que esta superproducción en 3D (cuanto mal se está haciendo en nombre de esta tecnología) de 100 millones de dólares se encarga de arruinar de manera catastrófica una historia emblemática. Mediante un espantoso CGI, y la idea de potenciar el 3D, nunca se transmite aventura ni épica alguna. El comienzo de la película muestra una lucha entre el cielo y los demonios. En las alturas rige el Emperador de Jade (Chow Yun-Fat) mientras que a los demonios los lidera el Rey Demonio Toro (Aaron Kwok). Luego de una desangelada batalla se crea una muralla de cristal para proteger al cielo. De restos de esos cristales surge el Mono que luego será Rey.
Lamentablemente hay que decir que esta superproducción en 3D se encarga de arruinar de manera catastrófica un relato emblemático.
Este demonio, encarnado a pura (irritante) morisqueta por Donnie Yen, tiene potencial para el bien, y es por eso instruido en las artes marciales. Lo que sucede es que Sun Wukong es ante todo un incontrolable elemento de caos. Por eso se enfrentará a demonios, al cielo y hasta al mismísimo Buda (quién finalmente lo pone a raya encarcelándolo bajo una montaña). Apoyado completamente en efectos y disfraces (de irregular calidad), tanto la puesta en escena como las batallas y duelos están desintegrados en su fisicidad, resultando un ejercicio insustancial. Perdiendo en el camino uno de los atractivos de tener a Donnie Yen en pantalla. Si bien uno puede resultar interesado por el mítico relato, el desarrollo se acerca peligrosamente a un videojuego (pero sin espíritu lúdico) fallando en transmitir la fascinación histórica por el personaje.
Nacional y popular
Por el otro lado está el gran Stephen Chow y suto-the-West/"> Journey to the West. El genial creador de películas como Shaolin Soccer (2001), Kung Fu Hustle (2004), y la fantasía infantil CJ7 (2008), deja de lado por un rato su aparición frente a la pantalla para co-dirigir junto a Derek Kwok el segundo capítulo de Viaje al Oeste, la que relata los inicios del monje Xuan Zang. La película comienza en un pequeño pueblo de trabajadores junto a un río donde la irrupción de un demonio va a ser el último elemento para completar el estilo Chow: la gente de pueblo como protagonista (donde, como Sergio Leone, muestra su debilidad por los rostros peculiares), el fantástico conviviendo con lo cotidiano, el sentido del humor y el manejo de imaginativas coreografías. Para enfrentarse a este ser maldito aparece un monje bondadoso (Xuan Zang) y una cazadora de demonios. Esta dupla va a llevar adelante la narración mediante comedia (tanto verbal como física), una historia romántica (como las que juega Chow, donde el hombre es un pusilánime sin temple para el amor) y alguna que otra batalla. Como en The Monkey King, aquí el CGI va a hacer acto de presencia. Pero lo que en aquella eran imágenes carentes de valor, en esta son un complemento que nunca pierde de vista lo verdaderamente importante: el desarrollo de sus personajes.
Lo mejor de to-the-West/">Journey to the West se disfruta en la primera mitad con la presentación e interacción de la dupla protagonista.
Como en el caso de Kung Fu Hustle, donde el protagonista encuentra la iluminación a través de un libro de artes marciales que le vende un vagabundo, en to-the-west/">Journey to the West, nuestro monje se servirá de un libro de canciones infantiles para repeler a los monstruos. Porque para Chow, el saber se oculta en lo popular, y sus héroes, son del pueblo. Lo mejor de la película se disfruta en la primera mitad con la presentación e interacción de la dupla protagonista. La posterior aparición de otros cazadores de demonios queda a mitad de camino. En la parte final pareciera retomarse la conclusión de The Monkey King. Nuestros protagonistas se enfrentan al Rey Mono luego de ser liberado de la prisión a la que lo condenó Buda. Aquí el Rey Mono es un demonio hecho y derecho. No tardara en expresar su frustración por haber sido encerrado (insultando al cielo y a Buda por ese castigo). Es entonces cuando el monje vagabundo Xuan Zang debe enfrentarse al poderoso demonio. El final de la película es abierto, considerando la novela, el film concluye a las puertas del tercer capítulo (el más extenso), donde el monje parte en busca de los sutras budistas junto al Rey Mono y otros dos demonios rehabilitados (a quiénes vence a lo largo de la película). Considerando las múltiples aventuras que les suceden a los cuatro a lo largo de la tercera parte de la novela Viaje al Oeste, aún queda mucho camino por recorrer.