O Som da Terra a Tremer, de Rita Azevedo Gomes (Sección: Retrospectivas y Focos – Rita Azevedo Gomes) por Gabriela Avaltroni. Puntaje: 6.
Ver una película, en estos tiempos, en fílmico es todo un lujo. Ese placer fue realizado durante el BAFICI en la retrospectiva organizada a la directora portuguesa Rita Azevedo Gomes (y en algunas más). La historia, se centra en la vida de escritor que se encuentra en un banco de niebla que lo impide avanzar en su creación. Paralelamente la historia que intenta narra cobra vida en la pantalla a través de un marino enamorado. Este doble relato en O Som da Terra a Tremer, es tratado con gran lirismo, sello que marca a la directora desde ésta, su primera producción.
Ilo Ilo, de Anthony Chen (Sección: Panorama). Puntaje: 9.
Por Ulises Picoli. Puntaje: 9.
Ilo Ilo es la historia de una familia de clase media (aunque intente aparentar un poco más) de Singapur que contrata a una filipina llamada Teresa. Una historia sencilla. Padre vendedor, madre embarazada (que sigue trabajando como administrativa) y un niño problemático llamado Jiale. La opera prima de Anthony Chen recorre el camino costumbrista, el día a día de una familia de Singapur. Con humor, algo de crueldad, y melancolía, el devenir de sus personajes pareciera asimilarse al de cualquier familia del mundo. El talento del director reside en la construcción de las relaciones de sus personajes, y principalmente, al hacernos participes secretos de sueños y frustraciones, de que logremos una profunda empatía por ellos.
Por Gabriela Avaltroni. Puntaje: 8.
Esta ópera prima del director singapurense ya fue galardonada con la cámara de oro en el Festival de Cannes del 2013 y bien obtenido lo tiene. Ilo Ilo, es una película impredecible, a medida que suceden las pequeñas tragedias todo el tiempo se vive con la sensación que algo peor va a ocurrir. En la casa donde habita, una esposa insoportable y embarazada, un esposo desempleado y dominado, un hijo mal criado y desobediente, llega Terry una muchacha recién llegada de Filipinas para encargarse de los quehaceres domésticos y ocupar sin querer de aquellos roles descuidados en el núcleo familiar. Por supuesto, que el contexto social también se respira dentro de estas cuatro paredes.
Cupcakes, de Eytan Fox (Sección: Panorama) por Gabriela Avaltroni. Puntaje: 7.
Con miles de diseños y colores se adornan los Cupcakes y la película Eytan Fox lo representa muy bien. Cuatro mujeres y un muchacho se reúnen para ver la final de lo que sería Eurovisión. Espontáneamente surge una canción donde todos los integrantes se sienten identificados. La melodía se viraliza y llegan al certamen como representantes de Israel. En “el mientras tanto” cada uno de los integrantes de la banda irá surcando distintos inconvenientes o crisis que se les interponen llegar al objetivo. Una comedia liviana, colorida y sutil, ideal para levantar el ánimo y salir cantando.
Why Don’t You Play in Hell, de Sono Sion (Sección: Nocturna) por Ulises Picoli. Puntaje: 10.
La película que hay que ver en el BAFICI 2014 tiene nombre: Why Don’t You Play Hell. El último film del japonés Sono Sion (Cold Fish, Himizu, Guilty of Romance) es un hermoso descontrol. El excesivo director entrega una obra donde confluye su amor por el cine y su amor por el exceso. El film comienza con un comercial de pasta dental con una pequeña japonesa bailando. Esa bizarreada made in japan es absolutamente justificada, porque estamos frente a un director que entiende la locura, y además, porque es fundamental para el desarrollo de la historia. Este comercial va a ser el leit motiv desde donde se justifica que dos bandas de yakuza se pongan a disposición de un delirante joven director para filmar un enfrentamiento (épicamente sangriento) final. ¿Como se puede justificar esto? Pregúntenle al genio de Sono Sion. Dibuja con esta película un film que podría abrazarse con cualquiera de su compatriota Takashi Miike, principalmente en el desenfreno de su últimos cuarenta minutos, una orgia de sangre, humor y cine. Nunca la muerte fue tan divertida. Este infierno desatado para algunos, resulta el paraíso para el cinéfilo. (Reseña publicada en el Festival de Mar del Plata de 2013).
Our Sunhi, de Hong Sang-soo (Sección: Panorama) por Nicolás Viademonte. Puntaje: 6.
Vuelve Hong Sang-soo y otra vez tenemos la posibilidad de presenciar los planos fijos y las historias minimalistas que cuenta el realizador oriundo de Corea del Sur. Muchos críticos tildan a este tipo de obras como “Pequeñas Grandes Películas”, una apreciación carente de sentido. O es una gran película o no es una gran película. Lo de pequeña es totalmente relativo ya que resulta imposible establecer medidas cuantitativas que determinen lo grande o lo minúscula que puede ser una película. Más allá de esto Our Sunhi es una buena propuesta que conjuga de manera inteligente las visiones de los hombres sobre una misma muchacha. Lo interesante es que todos los protagonistas masculinos tendrán una idéntica apreciación sobre Sunhi, dejando claramente de manifiesto que es ella quien maneja los hilos de las relaciones a su piacere. Son los abundantes diálogos (algunos más encantadores que otros), la conformación y el desarrollo de los personajes y el desenlace lo que hacen de Our Sunhi una propuesta que al pensarla bastante más tarde de su visionado resultará mucho más interesante que apenas finalizada la misma. (Reseña publicada en el Festival de Mar del Plata de 2013).
El Futuro, de Luís López Carrasco (Sección: Competencia Internacional) por Ulises Picoli. Puntaje: 5.
El futuro es hoy. Eso es lo que el director español Luís López Carrasco presenta en esta, su opera prima. El Futuro se ubica en el año 1982, y en su comienzo, se oye un discurso de Felipe González (con pantalla a negro) al ganar las elecciones de ese año con el PSOE. La película sucede durante esa noche en una fiesta llena de jóvenes del “destape español”. Estética extravagante, drogas, alcohol, y espíritu anárquico. Con un constante rock español invasivo, la cámara de López Carrasco muestra a sus personajes en planos cerrados y cercanos, capturando imágenes, diálogos dispersos y conversaciones triviales. Si el futuro empezó ese año, la crisis española actual es la clausura de esa etapa que dibujaba un cambio. Una rebeldía que resultó digerida, dejando solo una estética de raros peinados nuevos. Un experimento sonoro y visual que muestra méritos, pero que también se percibe como la extensión desmesurada de una sola idea, poniendo a prueba el interés del espectador.
Veronica Mars, de Rob Thomas (Sección: Fuera de Competencia) por Ulises Picoli. Puntaje: 4.
Después de varios años de terminada la serie televisiva, y mediante crowdfunding, los fanáticos tuvieron la oportunidad de ayudar a la realización de una esperada (para ellos) película de Verónica Mars. Imagino que volver a ver personajes queridos otra vez, y en pantalla grande, es impagable. En este caso, pudo ser pagable. Verónica, la otrora detective adolescente está por entrar a una una gran firma de abogados (presidida por una desaprovechada Jamie Lee Curtis) y consolidada en su relación con Stosh. La excusa para su regreso al pueblo que tanto la vio sufrir es porque su antigua pareja, Logan, es acusado de un crimen. Entonces Verónica debe volver a su enorme cámara para ayudar a resolver el caso, uno que además de tirado de los pelos, resulta un flan. El reintegro de muchos actores de la serie demuestran porque no trascendieron más allá de ella (a excepción de Enrico Colantoni, padre de Verónica, un capo), y salvando algunos cameos simpáticos, la falta de tensión, la resoluciones torpes y el nulo interés que genera la trama, hacen de la kickstartera Verónica Mars un capítulo extendido solo para fans. Lo de “película”, una deuda pendiente.